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La principal novedad este año ha sido la corona de oro y el manto rosa bordado que le ha regalado un matrimonio devoto. Se trata de dos excelentes piezas firmadas por el maestro orfebre Fernando Marmolejo Hernández y los talleres de Fernández y Enríquez de Brenes, respectivamente, y que representan los estrenos más importantes desde que en 1992 se incorporó el templete de plata al patrimonio de la hermandad.
Para realzar más la nueva presea, la Virgen no procesionó este año con la habitual ráfaga de plata, uno de los enseres más antiguos de la corporación al fecharse en el siglo XVIII. El paso también modificó ligeramente su exorno floral.
Acompañada un año más por la Banda de La Oliva de Salteras, el discurrir de la procesión vivió momentos especialmente emotivos. Entre ellos, destacó la llegada al convento a los sones de Encarnación coronada antes de que, como es tradicional, se rezara la salve.
Arropada la patrona en todo momento por una gran cantidad de público, otros de los momentos más destacados fue la interpretación del solo de la marcha A ti Manué desde el balcón de la casa de Antonio Trigo en la plaza, donde se hace el silencio para que sólo se escuchen las notas que salen de la trompeta y el rachear de los pies de los costaleros. También congregó mucho público uno de los puntos más esperados del recorrido: la calle Aires, donde se interpreta dos veces seguidas Madrugá, la excelente marcha que compuso Abel Moreno.
Hermandad de Nuestra Señora del Monte
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